Entrevistador: A medida que concluimos nuestra conversación, ¿hay algo más que quieras compartir con nosotros?
Psic. Jorge Orrego Bravo: Absolutamente. La psicología, en muchos aspectos, avanza más lentamente que la intuición colectiva o el zeitgeist. El sujeto central de la psicología de hace dos décadas no es el mismo que el de hoy. Y aquí radica una peculiaridad de nuestra disciplina: el observador y el observado son uno mismo. Pretender una completa objetividad en la psicología es tan iluso como intentar nadar sin mojarse.
El individuo de nuestra era —el de Internet, redes sociales, videojuegos multijugador, avatares digitales y acceso casi ilimitado a información— es fundamentalmente diferente. Es un ser en el que los límites convencionales de identidad se han difuminado. Ahora, un joven de 12 años puede debatir sobre física cuántica en línea sin revelar su edad. Las verdaderas distancias en este mundo digital son las zonas horarias, no los kilómetros.
Este "sujeto operativo" requiere una nueva aproximación. Las imágenes, el arte, las maneras de comunicarse han evolucionado. Las terapias y enfoques deben adaptarse a estos cambios, incorporando los avances en neurobiología, las ideas revolucionarias de pensadores como Humberto Maturana, y las innovaciones en terapias basadas en experiencias vivenciales.
Al final del día, debemos recordar que el vasto conocimiento que tenemos a nuestro alcance, desde las profundidades de la neurociencia hasta las maravillas de la física, nos muestra un mundo tan sorprendente y complejo que cualquier intento de reducirlo a simples prejuicios o creencias limitadas lo trivializa.
Entrevistador: Es una visión verdaderamente reveladora de hacia dónde se dirige la psicología y cómo podemos adaptarnos a esta nueva era. Gracias por compartir tus perspectivas y por este valioso intercambio.
Psic. Jorge Orrego Bravo: Ha sido un honor. Siempre es un placer reflexionar y dialogar sobre estos temas.
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