Existe una necesidad de cambiar la forma tradicional de
aplicar las intervenciones (el cara a cara paciente-profesional) y potenciar el
papel de las nuevas tecnologías, como internet, que permite realizar terapias
eficaces como la psicoterapia online y ahorrar tiempo clínico y costes a los
sistemas de salud.
Este escenario ha sido descrito por Margalida Gili,
profesora de la Universidad de Las Islas Baleares, durante su participación en
el XXII Curso de Actualización de Psiquiatría de Vitoria-Gasteiz, que reúne
hasta este sábado a más de 400 expertos en salud mental para abordar las
innovaciones y nuevas estrategias que se emplean en los tratamientos de todas
las grandes patologías psiquiátricas como el trastorno depresivo, el trastorno
bipolar, TDAH/déficit de atención e hiperactividad, la esquizofrenia, las adicciones
o los trastornos de ansiedad.
En lo que respecta a la depresión, la profesora ha centrado
su discurso en la situación actual en la que se encuentra el abordaje de esta
patología que, según la Organización Mundial de la Salud, será una de las principales
causas de discapacidad para el ser humano en 2020, sobre todo en mujeres, a las
que afectará el doble.
Los datos epidemiológicos publicados en relación a la
prevalencia de los trastornos depresivos, la discapacidad que generan y la
comorbilidad tanto médica como psiquiátrica que suponen, han llevado a
considerar la depresión como un importante problema de salud pública que
requiere de un adecuado diagnóstico y tratamiento.
En este sentido, la profesora ha explicado que “las dos
intervenciones para la depresión son la farmacoterapia y la psicoterapia, que
pueden ser administradas simultáneamente o por separado”. A pesar de la
evidencia existente de la eficacia, tanto de la farmacoterapia como de la
psicoterapia en el tratamiento de la depresión, la prescripción
psicofarmacológica sigue siendo, con mucha diferencia, la intervención más
utilizada.
“En la actualidad se dispone de tratamientos psicológicos
que han demostrado ser efectivos para la depresión pero, a diferencia del
tratamiento farmacológico, el tiempo y los recursos que implica la aplicación
efectiva de las psicoterapias de duración estándar hace difícil la
administración de terapias psicológicas. De esta forma, las psicoterapias
breves para la depresión son una alternativa que ha demostrado ser eficaz”, ha
señalado la investigadora.
Estas nuevas intervenciones a las que hace referencia la
profesora de la Universidad de Baleares suponen una aproximación más simple y
sencilla que las psicoterapias formales, ya que el contacto con los pacientes
es más breve que en otras formas de psicoterapia y pueden ser proporcionadas
por otros profesionales de la salud (médico de familia, psicólogo o psiquiatra)
y utilizar métodos no tradicionales cómo internet o la telefonía móvil. En el
caso de la depresión, las intervenciones de baja intensidad se ofrecen a
aquellos pacientes que presentan sintomatología depresiva leve o moderada.
El uso de la tecnología (como por ejemplo internet) tiene el
potencial de llegar a un número mayor de personas que la terapia tradicional.
En los últimos años, los programas de intervención basados en las nuevas
tecnologías están contribuyendo de manera significativa a este cambio en el
modo de aplicar los tratamientos, mostrando su eficacia en diversos problemas
de salud mental incluida la depresión.
Así, la profesora Margalida ha subrayado que estos programas
“son muy accesibles y pueden estar disponibles en cualquier momento y en
diferentes entornos clínicos y otros contextos, y pueden servir también como
coadyuvante del tratamiento, liberando tiempo clínico y ahorro de costes o
proporcionar un tratamiento más específico adaptado a las necesidades del
usuario”.
Margalilda Gili, sin embargo, ha explicado que, “aunque son
un campo prometedor, también es cierto que muchos pacientes no la siguen o la
rechazan. Por ello, es necesario aún investigar mucho más y conocer qué perfil
de pacientes podría beneficiarse de este tipo de psicoterapia y que pacientes
la rechazarían”.