Terapias a distancia son
entregadas por profesionales de la salud mental en vivo, quienes están en otras
locaciones. Pueden ocurrir simultáneamente (a través de voz, videoconferencias
o mensajería instantnea) o desfasadamente (a través de correos electrónicos,
mensajería desde teléfonos móviles o a través de una página segura).
Normalmente, estos terapeutas nunca se encuentran cara a cara con el paciente. Terapias a distancia
asistidas por ordenadores puede superar la falta de especialistas locales y las
barreras de la programación de las citas.
También puede reducir el estigma de
pedir ayuda a la salud mental ya que los contactos usualmente no son hecho en
persona, y puede conectar a pacientes con terapeutas que están entrenados
pertinentemente en EBTs. Por otro lado, puede que no reduzcan el costo del
tratamiento, el tiempo del terapeuta debe seguir siendo devoto a cada paciente.
Pocas investigaciones se
han hecho en terapias a distancias computarizadas en tratamientos
autodirigidos; sin embargo, las investigaciones en terapia telefónica son
pertinentes. Para un meta-análisis en estudios en terapias administradas por
teléfonos para cuadros depresivos, Mohr identificó 12 que reunían criterios
incluyentes. En esta revisión encontró que las personas inscritas para la
experiencia de este tipo de terapia, en promedio, subieron sus puntajes y se
mantuvieron en tratamiento más que las personas que se tratan cara a cara, sólo
un 7,5% abandonó la terapia.
En un meta-análisis hecho de terapias a distancia
que incluyeron estudios de teléfono, Internet y videoconferencias, Bee y sus
colegas encontraron hecho combinados con lo hecho por Cohen’s para trastornos
depresivos y ansiosos, aunque ellos, como muchos otros, hicieron un pedido para
estudios más grandes y con mejores condiciones de control.
Un ensayo clínico
reciente, amplio y aleatorio de terapia a distancia desde internet para
depresión por Kessler y colegas comparó tratamientos que son usualmente de atención primaria
aumentado con 10 sesiones de terapias cognitivo conductuales administradas a
través de mensajes de texto (no voz) al instante.
En cuatro meses de
seguimiento, el 38% de los pacientes en el grupo de terapia a distancia
remitieron de depresión, comparado con el 24% en el grupo de condiciones
controladas; a los ocho meses de seguimiento la diferencia entre los dos grupos
se había expandido a un 42% remitido de terapia a distancia contra un 26% de
los tratado en condiciones normales. Otra aplicación exitosa de terapia a
distancia incluye tratamientos de bulimia y grupos de abuso de sustancia.
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